domingo, 28 de abril de 2013

Capítulo 29.


Estaba en la calle. Me acordaba perfectamente de donde vivía, el truco estaba en seguir los mismos pasos hasta llegar a su casa.

Mi corazón se aceleraba cada vez que daba un paso. ¿Qué le diría? ¿Cómo comenzaría la conversación? Y sobre todo, ¿Cómo me aclararía el por qué no le dijo nada a Anne? 

Pasos y más pasos me llevaron a ese lugar. Al edificio donde vivía Niall.

Miré el portero un par de veces para recordar donde vivía. Cogí aire y tras auto convencerme, pulse el botón. Nadie contestaba, nadie cogía el telefonillo.

No estaría en casa, pero debía esperarle.

Comencé a caminar de un lado para otro por el jardín del edificio. Me apoyé contra la pared un par de veces.

Mi paciencia se empezaba a agotar.

De nuevo caminaba de un lado para otro, pero preferí tomar asiento y calmarme. Niall llegaría, lo sabía. No podría haberse ido muy lejos.

Encogí mis piernas para arriba y me las rodeé con mis brazos. Eran las cinco de la tarde y hacía muchísimo calor.

¿Dónde se habría metido? Llevaba más de una hora ahí, pero no aparecía.

Me levanté del banco de nuevo y llamé al portero de nuevo. Nada. Ninguna contestación.

Estaba ahí sola. Me encontraba sola. No había servido de nada venir a intentar aclarar las cosas, ni esperarle tanto tiempo, ni nada de lo que había hecho había merecido la pena.

Ahora, me sentía más humillada y más inútil que nunca. Besé al novio de mi hermana y jamás lo debía de haber hecho. Y eso, me hacía sentir repugnante.

Frustrada, me di media vuelta y de nuevo emprendí camino hacia mi casa.

~

Lunes por la mañana. Ocho y media. Estaba dando vueltas por mi cama. Nadie vendría a darme clase de matemáticas, pero aún así, tenía la necesidad de despertarme a esa hora y pensar que el rubito, de nuevo, 
vendría a verme.

Había pasado el día anterior metida en la cama. No quería ver la cara a nadie y mucho menos a mi hermana. 

Me sentía impotente. Estropeé mi fin de semana y volví a hablar con él y aclarar las cosas antes de lo que debía, pero ni si quiera le logré ver.

No quería pensarle, pero sin embargo, le pensaba como nunca.

¿Qué estaría haciendo él? ¿Habría hablado con Anne? ¿Se sentiría tan culpable como yo? ¿Sabría que habría venido antes para hablar con él e intentar salir de dudas de por qué lo hizo?

Era un sinfín de dudas que rondaban por mi cabeza y no había manera de controlarlas.

Bajé a desayunar. No había nadie en casa.

Me serví un vaso de leche y me lo bebí mojando un bollo mientras veía la tele. Qué vacaciones más… no tenía adjetivos para ellas.

Toda mi vida había soñado con las vacaciones de ese año, y sin embargo, estaban siendo las más raras, angustiosas y odiosas de toda mi vida.

Al menos, me iba a París e intentaría aprovechar ese momento, que, quizá, fuese lo único bueno de ese verano.

Acabé de desayunar y dejé mi vaso en la pila.

Suspiré. Todo esto era tan raro. Necesitaba llorar porque me sentía culpable, pero también necesitaba hablar con él porque quería saber por qué razón me besó. Por qué razón hizo eso.

Mi timbre sonaba. Me dirigí a la puerta y giré el pomo.

-Hola, _____.
-¿Marcos? – Pregunté indecisa.
-El mismo… - Dijo.

Silencio incómodo. ¿Qué querría ahora él?

-Pasa, pasa. –Le ofrecí. –Estoy sola.

Marcos esperó a un lado mientras yo cerraba de nuevo la puerta. Le llevé al salón y le pedí que tomase asiento.

-¿Quieres tomar algo? – Pregunté.
-No. Nada, nada. – Dijo.
-Bien.

Me senté a su lado y encajé mis manos. Estaba esperando un argumento, algo que me dijese qué hacía él aquí.

-Vine solo a ver cómo estabas. – Dijo. – Y a pedirte disculpas por… por haberme enfadado tanto y no haberte sabido comprender.
-Tranquilo, Marcos. Prefiero olvidar.
-¿Hablaste con él?
-No le encontré.
-Oh, lo siento.

Silencio de nuevo.

Marcos me miraba y yo le miré. No sabía exactamente lo que estaba tramando, pero sabía que por su mente pasaba algo.

Y sin darme cuenta, ese chico se abalanzó sobre mí.

Marcos cogió mi cabeza y la acercó a la suya. Comenzó a besarme con ganas. No podía apartarme, su mano me lo impedía.

Su cuerpo me desplazaba por el sofá y me obligaba a tumbarme.

No quería, ¿qué estaba intentando ese chico?

Pero, no podía moverme, no podía retirarme. Marcos me tenía completamente inmovilizada.

Él seguía besándome brutamente y alborotándome el pelo. Yo intentaba moverme y salir de sus brazos.

Pero antes de llegar al forcejeo, Marcos me soltó.

Los dos escuchamos risas. Alguien estaba entrando en mi casa.

-¿Qué coño hacías, Marcos? - Dije sin prestar atención a lo que estaba escuchando en el pasillo.

Él me miraba culpable, preocupado.

 -¿Interrumpimos algo? - Preguntó mi hermana entrando al salón y con una sonrisa pícara. 

La miré y me retiré aún más de Marcos. Detrás de ella se encontraba alguien. Se encontraba él. No. No podía ser. Más gafe imposible. Ahora tendría que estar de nuevo compartiendo aire con el rubito, compartiendo espacio y compartiendo miradas.

-No. Marcos ya se iba. - Dije.

Él se levantó y yo me levanté detrás de él dirigiéndome a la puerta.

Pasé al lado de Niall y compartimos una mirada. Una mirada culpable.

Pero yo, aún, estaba sin dar abasto con lo que acababa de pasar con Marcos.

-Lo siento, yo… De verdad lo siento. – Se disculpó susurrando cuando llegamos a la puerta. – Necesitaba besarte. Necesitaba hacerlo.
-Vete, Marcos.

Agarré el pomo. Me miró y de nuevo se disculpó.

Yo le miraba rabiosa y ni si quiera le contesté. Simplemente, me limité a abrir la puerta y dejarle paso para que saliese.

Masajeaba mi sien. Lo que me faltaba. Marcos me acababa de besar, de nuevo. ¿Por qué lo habría hecho? 

Él sabía todo. Él sabía lo que me pasaba y lo que sentía. ¿Por qué lo haría?

Ahora, debería de subir a mi cuarto a estudiar matemáticas, pero todo lo que tenía en la cabeza me lo impediría, así que, preferí irme al salón.

Toda mi vida había cambiado en cuestión de semanas. Mi mejor amiga se había enamorado de mi ex novio y yo me estaba enamorando a cada segundo más del novio de mi hermana. Enamorar. Jamás había pronunciado esa palabra y, sin embargo, cada segundo, se hacía más grande. Y ahora, después de besarle, descubrí que estaba verdadera, loca y profundamente enamorada de Niall Horan.

Me asomé un poco por la puerta del salón. Anne estaba sentada al lado de él y sonriente se levantó.

Lo que me faltaba. Mi cuerpo ya no podía más. Ya no tenía fuerza. Todo esto era demasiada presión para una persona tan novata en esto como yo.

-¡Hola, ____! – Exclamó sonriente ella cuando me vio en la puerta.
-Hola. – Dije casi sin fuerza al dar con los ojos del rubito, de nuevo.
-¿Qué hacía aquí tan temprano Marcos? – Preguntó.
-Vino a hablar conmigo. – Contesté sin quitarle la mirada a Niall.
-¿Solucionasteis algo? – Dijo.
-No exactamente.
-Bueno… mala suerte. Voy a ducharme y bajo. – Nos informó mi hermana. – Espero no tardar mucho. 

Anne sonrió y tras mandarle un beso con los labios a Niall, abandonó el salón.

Yo me senté en el sofá de enfrente de la televisión, el estaba en uno de los sillones individuales.

Encendí la televisión.

Él miraba todo el salón intentando esquivarme. Yo miraba la pantalla de la tele.

-¿Qué pasa? ¿No habláis? – Preguntó Anne sonriente.
-No hay nada de lo que hablar. – Contestó Niall a su pregunta.

Le miré y arqueé las cejas. Había. Por supuesto que había de lo que hablar.

Anne rió y cogió una toalla del armario del salón que estaba al lado de la ventana. La alzó para que nos diésemos cuenta de que era eso lo que buscaba y desapareció de nuevo.

Niall comenzó a mirar la tele. Le miré. Tenía que comenzar una conversación. Debía hacerlo. Cogí aire e intenté calmarme a mí misma.

-El otro día fui a tu casa. – Decidí decir.

Niall me miró a los ojos y suspiró de forma pasota. Hizo un círculo con los ojos y cruzo los brazos. Parecía indignado con mi afirmación.

-Estuve esperando más de una hora pero no apareciste. – Insistí.

El chico me ignoraba y continuaba mirando la pantalla.

-¿No me vas a contestar? – Pregunté. Espere unos segundos para que él me contestase pero ni si quiera fue capaz de mirarme a los ojos. – Vale.

Me levanté frustrada y me dirigí a la puerta. Prefería estar en mi habitación que estar soportando que ese chico me ignorase.

Sabía que se sentía culpable de lo que pasó porque sabía que quería a mi hermana, pero eso no le justificaba la manera de ignorarme.

-El huir no es la solución. – Dije.

Abrí la puerta del salón y escuché como Niall se levantó del sofá. Vino detrás de mí y se puso delante.

-¿Te vas a ir a París?

Le miré con rencor.

-¿Sólo te importa eso? – Pregunté desafiante. -¿No me vas a dar explicaciones de por qué hiciste eso el otro día?
-Lo siento, ____. Pero, ¿Te vas a París? – Insistió.

Le miré y, tras algo de silencio, contesté.

-Sí. Me voy a París.
-¿Cuándo?
-Dentro de unos días.

Niall miró hacia el suelo y se apartó para que continuase mi camino.

-Pásalo bien. – Dijo cabizbajo.
-Gracias. – Contesté.

Comencé a subir las escaleras.

-Por cierto. – Añadió. - ¿Y el dibujo?

Me paré en seco y le miré.

-Lo entregaré antes de irme. – Le dije.
-¿Lo has acabado? – Siguió preguntando.
-Niall, no te entiendo. – De nuevo bajé las escaleras y me puse en frente de él. –No entiendo cómo puedes hacer como si nada hubiera pasado. Me besaste. Me besaste cuando estaba borracha. No sé con certeza lo que te dije ni lo que te llevó a hacer eso, pero sabías que yo no tenía mis cinco sentidos y tú sí. Tú me besaste por algo. ¿Por qué? 


4 comentarios:

  1. me encaaaaaaaaaaaaanta,para cuando el siguiente? jajajaja <3

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  2. Ohhh sube otro hoy porfaaa ,queremos saber que le dice !!!!:'(
    Me encantaaaa de veras nO dejes de escribirla :)

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  3. ¿¿QUE?? ¿¿QUE?? ¿¿QUE?? NO ME PUEDES DEJAR ASÍ SIEMPREEEEE >.< Es perfecto ya lo sabees!! Sigueee!!

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  4. Oye guapa ven a mi entierro que acabo de morir!!! Oh Dios mío como me dejas con esta INTRIGA MI ARMA!! SIGUIENTE PERO YAAAAAAAAAA!!


    Awwwwwwwwwwwwwwwwwww

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