Con el móvil en la mano vibrando me retiré de
el hombro de Marcos. Me levanté del asiento y me fui allí donde no se escuchase
tanto la música. Niall acababa de colgar el teléfono.
¿Qué hacía? ¿Le llamaba? ¿No le llamaba?
¿Para qué me necesitaría a estas horas
después de lo que había pasado horas antes? Quizás fuese algo importante…
Tecla verde. Ya no había marcha atrás.
Llamada en curso para el rubito.
-_____. –Exclamó.
-Hola, Niall. – Dije.
-¿Cómo estás?
-Bien.
-¿Puedes hablar?
-Dime.
-Yo…
verás… quería…
Parecía dubitativo. Arrepentido.
-¿Querías…?
-Quería hablar lo de esta mañana. Tu
comportamiento me ha resultado un tanto extraño…
-Lo era. – Dije cortante. –Pero Niall,
ahora no es momento de hablarlo.
-Sí, perdona. Sé que es tarde pero no me
podía ir a dormir sin… bueno… sin decirte que lo siento.
¿Lo siente? ¿El qué siente? Si aquí la que
tiene la culpa de todo soy yo. Él no tiene la culpa de nada.
-¿Qué sientes? – Pregunté por fin.
-Si alguna vez te he incomodado o te he
agobiado…
-No, Niall. No es eso.
-Entonces, ¿qué es?
Un toquecito en el hombro hizo que me
olvidase por un momento de la conversación. Era Marcos.
-¿Qué haces aquí?
Tapé el micrófono con la mano.
-Ahora vuelvo. Es mi madre. Vete, que la
gente nos quita el sitio.
Marcos sonrió y volvió a bajar las
escaleras.
-¿____? – El rubito insistía.
-Perdona, ¿qué decías?
-Mañana a las diez de la mañana donde te
dejé ayer con el coche, ¿vale? Quiero hablar esto en persona.
Y colgó.
No pude decirle nada. No pude negarme y
tampoco confirmarme.
Bajé las escaleras de nuevo a mi sitio.
Pensaba en la conversación que acabábamos de tener.
De nuevo Marcos estaba ahí. Sentado.
Guapísimo.
-¿Qué quería tu madre? – Me preguntó.
-Preguntarme donde estaba solo. – Contesté.
-¿Quieres que nos vayamos ya? La actuación
ha terminado.
-Sí. Mejor.
Nos levantamos y entre todo el mogollón de
gente conseguimos salir. Ahí abajo estaba Louis, entre el un montón de jueces y
personas que había en el recinto. Ese chico castaño de ojos azules debió de
ganar.
Tuve que estar hablando con Niall más tiempo de lo que creía haber
estado.
~
Llegamos al aparcamiento de detrás de mi
casa donde había puesto antes Marcos su coche. Se bajó y me bajé. Se acercó a
mí.
-_____, creo que… - Me cogió las manos y se
las acercó a su perfecto torso. - A lo mejor esto es muy precipitado pero… de
verdad me gustas. Eres la única chica que me ha llegado a gustar hasta el punto
de insistirle hasta cuando me ha rechazado. No entiendo en absoluto que me pasa
contigo pero, por favor, déjame demostrarte que te quiero y que sé hacer que tú
también me quieras.
Miraba al suelo. Su mano derecha me soltó
para levantar mi barbilla. Le miré a los ojos. Solo una luz de una farola nos
alumbraba.
-Marcos, yo…
Arrastró mi barbilla hasta su cara hasta
que nuestros labios chocaron. Un beso tímido, vago. Terminó.
-Te quiero, ______. De verdad. Eres una
chica increíble. Dame una oportunidad.
De nuevo existía la duda. La había. Era lo
único que podría salvarme de querer a Niall más de lo que ya lo hacía, además,
Marcos me gustaba, mucho…
Miraba de nuevo al suelo, dubitativa aún.
Pero decidí.
-La tienes. – Dije. – Toda tuya.
Marcos sonrió satisfecho y me abrazó. Luego
me besó con un beso apasionado con el que yo le correspondí.
Ese chico besaba realmente bien, y aun que
en ese momento pensaba que le estaba utilizando, lo que no sabría es que, al
final todo daría muchas vueltas.
~
El despertador sonaba. Abrí los ojos y miré
el móvil. Las nueve de la mañana. Me había despertado media hora más tarde que
de costumbre. En la barra de arriba de mi móvil aparecía algo: Un nuevo
mensaje.
“Buenos días, enana. Espero que tengas un gran día. Esta
noche me paso a verte. Un beso, te quiero.”
Marcos. ¡Qué buen despertar! Sin querer, me
sacó una sonrisa… ¿Quién me decía que no iba a ser el amor de mi vida? Tenía
que olvidar a Niall fuera como fuera.
Me arreglé. Un peto con estampado de flores
y bastante fresco con una coleta alta. Sandalias romanas de nuevo. Bolso marrón
que colgaba de mi hombro derecho.
Caminaba a las 9:55 de la mañana hacia el
lugar que horas antes había quedado con Niall.
Hacía mal, realmente mal. Me estaba
metiendo en la boca del lobo. Estaba intentando olvidarme de él con Marcos pero
quedaba con él. Era algo irónico que mi cuerpo me pedía de todos modos que
hiciese.
Ahí estaba él. Apoyado con la pierna
izquierda en la pared de un kiosco que estaba a la sombra. El sol picaba aun
que fuese tan temprano.
-Hola. – Me acerqué a él. No quise
sonreírle mucho, mantener distancia era lo mejor.
-Hola… - Dijo él dejando caer la “a”
Ambos nos quedamos mirándonos. No sabíamos
qué hacer ni dónde ir.
-¿Desayunamos? – Preguntó.
-Sí. Vale.
Comenzamos a andar por la playa hacia la
heladería donde me olvidé las llaves. Donde trabajaba su amigo, Zayn.
-¿Qué tal ayer? – Preguntó. – Tu hermana me
dijo que saliste con Marcos.
-Ah, sí… que chivata es. – Reí. Él me rió
por compromiso, pero no le hizo demasiada gracia ese chiste que hice para ablandar
la situación. –Bien. Todo bien.
-¿Es tu novio? – Preguntó directamente.
-¿Eh?- Pregunté sorprendida.
-¿Sales con él?
-Bueno… -Me miró directamente a los ojos,
sorprendido. – Puede ser, no sé.
-Ah.
-¿Por qué?
-Desde que sales con él cambiaste conmigo.
-¿Qué?
Me paré en seco en medio de la arena de la
playa.
-Creo que es él el que te aleja de mí. El
que te dice que no me veas y todo eso… -Se paró mirándome a los ojos.
¿Enserio Niall me estaba diciendo eso? ¿Esa
era la imagen que estaba dando? Si supiera porque me alejaba de él de verdad…
-No…
-Sé que me lo negarás.- Interrumpió. – Pero
sé que algo detrás de ese chico hay que no me gusta.
-¿Qué quieres? ¿Qué me aleje de él?
-No. No te digo eso. Solo que tengas
cuidado. Su hermano es… raro. Y él tiene pinta de serlo también.
-¿Harry? ¿Raro?
Si supiera también que ese tal Harry y mi
hermana se llevaban tan bien… Comenzamos de nuevo a andar.
-Mucho. Tuvo algún que otro conflicto con
un chico de mi grupo.
Llegamos a la heladería. Abrí la puerta yo
primero y pasé. Había tensión.
Detrás de la barra estaba Zayn que charlaba
con otro muchacho que estaba de espaldas. No había nadie, acababan de abrir.
-Buenos días. – Sonrió el rubito.
-¡Buenos días, Nialler! – Dijo sonriente el
chico del tupé, acercándose a Niall y dándole un golpe en la espalda.
-¡No me llames así! – Se quejó.
-¿Por qué, James? – Replicó Zayn.
-¡Menos! – Rieron ambos.
Yo sonreí vagamente. Para nada era la misma
situación que hace unos días cuando entré con Marcos
-No te enfades con Zayn, tío – El chico que
estaba de espaldas apoyado en la barra se giró y se dirigió sonriente hacia
Niall.
Para mi sorpresa, claro… ¡Era Louis! El de
anoche. El amigo de Marcos.
Se ensancharon la mano y chocaron, ambos
sonrientes.
-Hola. – Dijo Louis. – Cuánto tiempo.
-Hola. – Sonreí vergonzosa.
-¿Os conocéis? – Preguntó Niall bajo la
mirada de Zayn que no me había dirigido una sola palabra.
-La conocí ayer. – Se adelantó Louis.
-Sí. –Afirmé nerviosa.
¿Por qué se tenían que conocer? Y lo peor,
¿por qué tenían que haberse encontrado conmigo delante?
-Yo pensé que tú y Niall eráis novios. –
Dijo Louis.
-¡¿Qué?! – Exclamamos Niall y yo a la vez.
-La forma en la que te defendió hace unos
días… Sospechoso. – Rió. - Pero ayer cuando te vi con Marcos... se me quitaron todas mis sospechas.
¿Qué estaba diciendo ese chico? Tenía que
escapar de ahí. Necesitaba irme. Estaba realmente incómoda.
Louis, que me intimidaba bastante, estaba
hablando con Niall al que confundía con mi novio. Y Zayn, no dejaba de mirarme
de forma asesina.
Debía escapar.
-Lo siento. Me tengo que ir – Interrumpí.
-¿Irte? – Preguntó Niall sorprendido.
-¿Irte dónde?
-Hasta luego. – Dije yo en alto mientras
abría la puerta de la heladería y me iba.
Andaba rápido por la arena.
Ese comentario que hizo su amigo me chocó,
de frente. No me sentó mal. Solo me di cuenta de que la impotencia crecía.
Niall no era mi novio, no lo era. Y jamás lo sería. Por mucho
que le pareciese a la gente, Niall solo era un amigo. Pero, ¡¿qué es eso de amigo?! Era mi
cuñado y tenía que aprender a verle tan solo como eso.
-Espera. – Gritaba Niall.
Escuchaba sus pasos por la arena.
-¡Espera! – Exclamó cuando llegó a mí.
Cogió mi brazo y tiró de él hacia atrás
para que me parase.
-¿Qué te ha pasado? – Preguntó.
-Niall, mejor será que me vaya a mi casa y
tú a la tuya. Tú y yo nunca podremos ser amigos. Nunca. – Le dije armada de
valor.
-¿Por qué? – Preguntó extrañado.
-Somos cuñados. – Respondí.
-¿Y qué? ¿Qué pasa? ¿Qué no hay cuñados
amigos? Eso no te sirve como excusa. Seguro que es tu novio que no te deja
verme.
-No, Niall. No es eso.
-Entonces, dime. Dime qué es lo que hace
que pienses que entre tú y yo no puede haber amistad.
-No, Niall. No quiero. Déjame irme.
Niall apretaba más fuerte mi brazo, casi
cortándome la circulación.
-Por favor. Dímelo y te dejaré en paz.
-No.
-¡Joder, por favor!
-Niall, suéltame.
-O me lo dices o no te suelto. Tú decides.
-Niall, joder. Que no puedo decírtelo. No
insistas. No puedo decirte lo que me pasa ni lo que puede llegar a pasar si te
sigo viendo, ¿vale? Olvídate de mí y de nuestra supuesta amistad. No puedo
verte, no quiero verte.
Esas palabras parecían hacerle daño.
Hacerle polvo.
-Pero, ¿por qué? – Insistía aun que ahora
más débil, más dolido.
ME ENCANTA ASDFGHJKL
ResponderEliminar¡¡Diooos miooo!! Se lo va ha deciiir...Jajajaja me ha encantado como siempreee^.^ Sigueee porfiis <3
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