lunes, 22 de abril de 2013

Capítulo 23.


Marcos… Era Marcos… ¿qué hacía él ahí?

Y no estaba solo. Estaban con él Louis, Harry y Ashley. ¿De qué conocía a estos Amy?

Bajé sorprendida y abrí la puerta bajo la mirada de todos.

-¡Tardona! – Gritó Amy.
-Sí, tardona. – Dije yo mirando a los chicos. – Amy, ¿De qué los conoces? ¿Y qué hace aquí Ashley? – La susurré.

Ella rió.

-Ella también aprobó la selectividad y creo que no nos molestará. Además, fue quien ideó que se vinieran los chicos. – Dijo sonriente.

Sí, los chicos… Me hacía especial ilusión. ¡Claro! Y más si iba Marcos. Era todo ironía. ¿Cómo me iba a hacer ilusión el irme con él? Este no es el viaje que organizamos siempre. Éramos nosotras tres, solas. Sin chicos.

-Chicas… esto… yo pensé que iríamos solo nosotras tres, como planeamos.
-Vamos, ____. No seas aguafiestas.
-Pero Amy. No voy a estar a gusto si viene Marcos. Él estará pendiente de mí todo el tiempo.
-¡Venga!

Sophie me empujó al interior del coche donde Marcos iba de piloto. Yo me monté en el asiento del copiloto y Sophie se montó atrás.

Amy se fue en el otro coche con Ash, Louis y Harry.  

-Hola, preciosa. – Dijo sonriendo. Después, me besó.

Le contesté al beso y me coloqué el cinturón.

-Qué guapa estas.
-Gracias. – Dije tímidamente.

Miré a Sophie por el retrovisor. Ella estaba algo cabizbaja pero no le di importancia.

Comenzó a sacar sus auriculares y se los colocó. El reflejo del móvil aparecía en su cara.

¿No le haría ilusión irse de fin de semana?

Aun que, bueno, era de entender.

Marcos arrancó el coche y comenzamos a andar. La música también estaba puesta en los altavoces del coche. La radio.

Yo miraba por la ventana del copiloto la autopista. Ya a penas se veía pues era de casi de noche.

Saqué mi móvil y lo miré. De salvapantallas tenía una foto mía muy sonriente y me la hice antes de terminar el instituto.

¿Por qué no podría estar así ahora? Sin problemas, sin agobios. Sin ningún chico entre medias que me tenga el corazón en el estómago…

-Marcos, ¿puedo echar el asiento hacia atrás? – Pregunté.
-Claro. Pero, ¿te vas a dormir de nuevo?
-No, sólo quiero tumbarme. Estoy cansada.

Eché el asiento para atrás y me coloqué sobre mi lado izquierdo del cuerpo. Miré a Sophie que aún seguía algo tristona.

-¿Te pasa algo? – Susurré.
-Nada, me encuentro mal. – Dijo aún más triste, aún mas apagada.

La miré rara. No entendía que la pasaba.

Me giré de nuevo y ahora miraba al techo del coche mientras Marcos apoyó una de sus manos en mi pierna.

~

Hora y media de trayecto y acabábamos de llegar. Era una casa rural al lado de la playa. Era una playa cercana a la nuestra, pero esa era aún más increíble.

La casa estaba en una pequeña montaña desde donde se veía todo el mar. Tenían unas vistas increíbles.

Todos cogimos nuestras bolsas y nuestra ropa y Amy se encargó de ir la primera hacia la puerta.

-¿Estáis listos, chicos? – Preguntó.
-¡Vamos! ¡Abre la puerta! – Dijo enfadado Harry.

¡Harry! No me había fijado. Bueno, en verdad sí. Pero hasta que no le vi hablar no caí en que era con el que mi hermana venía todos los días a mi casa, y que él era el hermano de Marcos.
Aún no entendía bien qué hacían exactamente todos ellos ahí, y por qué también estaba Louis, si su grupo era el de Niall.

Niall… no salía de mi cabeza. Era como un flash constante que aparecía y desaparecía por momentos, pero 
que jamás se iba por completo.

-¡Vamos a dentro! – Exclamó Amy.

Detrás de ella entraron Sophie y Ash. Después Marcos y Harry y después yo. Detrás de mí iba Louis forcejeando con su móvil para sacar sus auriculares.

-¿Te ayudo? – Dije sonriente.
-Sí, por favor.

Cogí su móvil y sus auriculares y los desencajé. Él llevaba todas las maletas en la mano y no podía sacarlo.

-Muchas gracias. – Se agradeció con una tímida sonrisa mostrando sus dientes.

Entramos en el interior de la casa. Todos los muebles eran de madera y estaban bien organizados. Con dos plantas y con un salón con cocina americana y bastantes amplias las dos cosas.

Ahí pasaríamos viernes, sábado y domingo.

-Bien. – Dijo Amy. – El dueño de la casa me dijo que había cuatro habitaciones, dos de matrimonio y una con tres camas. Todas con baño propio. Con lo cual, tendrán que dormir dos personas juntas en dos habitaciones.
-Yo y ____ dormiremos juntos. – Marcos sin dejar terminar a Amy lo sugirió.
-¡¿Qué?! – Exclamé yo.
-Estaremos bien los dos juntos.
-Perfecto. – Dijo Amy.
-Nosotros nos quedamos con la otra de matrimonio. – Dijo Harry señalando a Louis.
-Genial. Entonces Ashley, Sophie y yo dormiremos en la de tres.

Todos se empezaron a dispersar para arriba. Todos sonrientes y entusiasmados.

Sophie estaba sentada en una de las sillas trasteando quién sabe qué con su móvil. De nuevo la miré y me acerqué a ella.

-Sophie, ¿qué te pasa?
-Nada, en serio. Vete arriba con los demás. Ahora subiré yo.

Sophie estaba rara. Desde que salieron de mi habitación no la conocía. No entendía qué la pasaría.

Resoplé y cogí mi bolsa para comenzar a subir las escaleras en forma de caracol que llevaban a la parte de arriba. Un pasillo enorme estaba detrás de esas escaleras. Todas las habitaciones estaban unas en frente de las otras. Y al fondo, otra puerta.

¿Y ahora cómo sabía cuál era la mía? Encima, iba a estar con Marcos. La idea no me disgustaba, pero no me agradaba. Venía a pasármelo bien y a celebrar la selectividad con mis amigas, no con él que aún no sabía si ni si quiera era mi novio.

Decidí ir a la última. La abrí con cuidado.

-¿Se puede? – Pregunté.

Era un baño. Era enorme. Una bañera gigantesca con chorros incorporados. Un lavabo precioso con un espejo que ocupaba una de las paredes enteras y un ventanal increíble donde se veía todo el mar. ¡Menuda casa más bonita!

Cerré de nuevo y miré el pasillo desde otra perspectiva. Eché al azar a cual puerta llamar primero. Llamaría a la de mi derecha.

Dos toquecitos en la puerta.

-¿Quién es? – Una voz femenina me contestó. Medio abrí la puerta.
-Lo siento chicas, soy yo. Voy en busca de mi habitación…
-Creo que es la de enfrente. – Dijo Amy.
-Vale, muchas gracias. – Saqué la cabeza del huequecito de la puerta y la cerré.

Me puse delante de la puerta de enfrente y llamé. Nadie contestó. Seguramente que esa sería mi habitación y Marcos estuviese en el baño.

Abrí la puerta y descolgándome la mochila del hombro, entré.

Me masajeé el hombro y me senté en el filo de la cama de matrimonio.

Puf, qué cansancio. Era ya bastante de noche y aun habiendo dormido tantas horas, tenía bastante sueño atrasado.

-¡¿____?! – Exclamó una voz masculina.
-¡Adiós! – Exclamé.
-¿Qué haces aquí?
-Yo… yo… lo siento. Me confundí… - Dije.

Ese chico era Louis. Estaba semidesnudo, pues estaría cambiándose.

-Joder, de verdad lo siento. – Dije poniéndome  de nuevo la mochila en el hombro y yendo hacia la puerta.
-Tranquila, mujer. – Dijo él. – No pasa nada. Si no es la primera chica que me ve en calzoncillos. – Louis me giñó el ojo. – Y quién sabe, quizás no sea la única vez que lo hagas.

Sonreí vagamente, sin saber que decir a esa media indirecta que me acababa lanzar Louis.

-Me voy. – Dije finalmente.

Abrí la puerta y desaparecí de ahí.

Entré en la que por fin sería mi habitación. Ahora sí, descolgué mi mochila de mi hombro y la dejé aparcada en un rincón de mi habitación.

-Pensaba que ya me abandonarías. – Dijo Marcos.
-¿Por qué iba a hacerlo? – Dije.
-No sé. ¿Por qué no?

Sonreí.

Él vino hacia mí y me miró a los ojos. Rodeó mi cuello con sus brazos y me abrazó.

Sus labios se acercaron a los míos y nos envolvimos en un beso.

La puerta sonó y alguien entró en nuestra habitación.

-Perdón, perdón… - Una voz casi sin fuerza sonaba detrás nuestra.
-¿Sophie? – Pregunté.
-Pensaba que esta era mi habitación…
-Tranquila. A mí me ha pasado lo mismo.

Sophie, sin levantar la mirada del suelo, salió de la habitación y cerró la puerta.

-Qué chica más rara. – Dijo Marcos.

Yo, aún, estaba algo confusa. Sophie nunca se había comportado así y mucho menos debería comportarse ahora que había aprobado selectividad y estábamos celebrándolo.

Arreglamos todos las habitaciones y de nuevo bajamos abajo donde ya se encontraba Ashley metiendo la comida en el frigorífico.

-Tenemos carne para hacer una barbacoa. ¿Os parece? – Sugirió la rubita del grupo.
-Sí, claro. – Aceptó Marcos. – Yo y mi hermano nos encargamos de prepararla.
-Además atrás hay un patio que da a la playa. Ahí estaremos agusto. - Añadió Amy. 

Empezaba bien el fin de semana. En el rato que llevábamos ahí había podido dejar de pensar en Niall, aun que hubiese sido un rato.

Lo que no sabía, ni si quiera me hacía una ligera idea es que este fin de semana, cambiaría la vida a muchas personas de las que estaban en la casa, y que a la que menos le cambiaría, sería a mí, que era la que más lo necesitaba. Aun que, también sufriría algún que otro cambio. 




2 comentarios:

  1. Hdskgajjagkjasjhsajnvsrijcseubs Jopeee cada dia me dejas con maas intrigaaaaa >.< Necesito el proximo capitulo para sobreviviiiiiir!!!

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  2. He acertado 2!!!! joder, a veces soy adivina con estas cosas... jajajajaja. La nove esta cada vez mejor, son las 11 de la noche y no puedo parar de leer, es ashknajvdskxsddflidsakl

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