Marcos… Era Marcos… ¿qué hacía él ahí?
Y no estaba solo. Estaban con él Louis,
Harry y Ashley. ¿De qué conocía a estos Amy?
Bajé sorprendida y abrí la puerta bajo la
mirada de todos.
-¡Tardona! – Gritó Amy.
-Sí, tardona. – Dije yo mirando a los
chicos. – Amy, ¿De qué los conoces? ¿Y qué hace aquí Ashley? – La susurré.
Ella rió.
-Ella también aprobó la selectividad y creo
que no nos molestará. Además, fue quien ideó que se vinieran los chicos. – Dijo
sonriente.
Sí, los chicos… Me hacía especial ilusión.
¡Claro! Y más si iba Marcos. Era todo ironía. ¿Cómo me iba a hacer ilusión el
irme con él? Este no es el viaje que organizamos siempre. Éramos nosotras tres,
solas. Sin chicos.
-Chicas… esto… yo pensé que iríamos solo
nosotras tres, como planeamos.
-Vamos, ____. No seas aguafiestas.
-Pero Amy. No voy a estar a gusto si viene
Marcos. Él estará pendiente de mí todo el tiempo.
-¡Venga!
Sophie me empujó al interior del coche
donde Marcos iba de piloto. Yo me monté en el asiento del copiloto y Sophie se
montó atrás.
Amy se fue en el otro coche con Ash, Louis
y Harry.
-Hola, preciosa. – Dijo sonriendo. Después,
me besó.
Le contesté al beso y me coloqué el
cinturón.
-Qué guapa estas.
-Gracias. – Dije tímidamente.
Miré a Sophie por el retrovisor. Ella
estaba algo cabizbaja pero no le di importancia.
Comenzó a sacar sus auriculares y se los
colocó. El reflejo del móvil aparecía en su cara.
¿No le haría ilusión irse de fin de semana?
Aun que, bueno, era de entender.
Marcos arrancó el coche y comenzamos a
andar. La música también estaba puesta en los altavoces del coche. La radio.
Yo miraba por la ventana del copiloto la
autopista. Ya a penas se veía pues era de casi de noche.
Saqué mi móvil y lo miré. De
salvapantallas tenía una foto mía muy sonriente y me la hice antes de terminar
el instituto.
¿Por qué no podría estar así ahora? Sin
problemas, sin agobios. Sin ningún chico entre medias que me tenga el corazón
en el estómago…
-Marcos, ¿puedo echar el asiento hacia
atrás? – Pregunté.
-Claro. Pero, ¿te vas a dormir de nuevo?
-No, sólo quiero tumbarme. Estoy cansada.
Eché el asiento para atrás y me coloqué
sobre mi lado izquierdo del cuerpo. Miré a Sophie que aún seguía algo tristona.
-¿Te pasa algo? – Susurré.
-Nada, me encuentro mal. – Dijo aún más
triste, aún mas apagada.
La miré rara. No entendía que la pasaba.
Me giré de nuevo y ahora miraba al techo
del coche mientras Marcos apoyó una de sus manos en mi pierna.
~
Hora y media de trayecto y acabábamos de
llegar. Era una casa rural al lado de la playa. Era una playa cercana a la
nuestra, pero esa era aún más increíble.
La casa estaba en una pequeña montaña desde
donde se veía todo el mar. Tenían unas vistas increíbles.
Todos cogimos nuestras bolsas y nuestra
ropa y Amy se encargó de ir la primera hacia la puerta.
-¿Estáis listos, chicos? – Preguntó.
-¡Vamos! ¡Abre la puerta! – Dijo enfadado
Harry.
¡Harry! No me había fijado. Bueno, en
verdad sí. Pero hasta que no le vi hablar no caí en que era con el que mi
hermana venía todos los días a mi casa, y que él era el hermano de Marcos.
Aún no entendía bien qué hacían exactamente
todos ellos ahí, y por qué también estaba Louis, si su grupo era el de Niall.
Niall… no salía de mi cabeza. Era como un
flash constante que aparecía y desaparecía por momentos, pero
que jamás se iba
por completo.
-¡Vamos a dentro! – Exclamó Amy.
Detrás de ella entraron Sophie y Ash.
Después Marcos y Harry y después yo. Detrás de mí iba Louis forcejeando con su
móvil para sacar sus auriculares.
-¿Te ayudo? – Dije sonriente.
-Sí, por favor.
Cogí su móvil y sus auriculares y los
desencajé. Él llevaba todas las maletas en la mano y no podía sacarlo.
-Muchas gracias. – Se agradeció con una
tímida sonrisa mostrando sus dientes.
Entramos en el interior de la casa. Todos
los muebles eran de madera y estaban bien organizados. Con dos plantas y con un
salón con cocina americana y bastantes amplias las dos cosas.
Ahí
pasaríamos viernes, sábado y domingo.
-Bien. – Dijo Amy. – El dueño de la casa me
dijo que había cuatro habitaciones, dos de matrimonio y una con tres camas.
Todas con baño propio. Con lo cual, tendrán que dormir dos personas juntas en dos
habitaciones.
-Yo y ____ dormiremos juntos. – Marcos sin
dejar terminar a Amy lo sugirió.
-¡¿Qué?! – Exclamé yo.
-Estaremos bien los dos juntos.
-Perfecto. – Dijo Amy.
-Nosotros nos quedamos con la otra de
matrimonio. – Dijo Harry señalando a Louis.
-Genial. Entonces Ashley, Sophie y yo
dormiremos en la de tres.
Todos se empezaron a dispersar para arriba.
Todos sonrientes y entusiasmados.
Sophie estaba sentada en una de las sillas
trasteando quién sabe qué con su móvil. De nuevo la miré y me acerqué a ella.
-Sophie, ¿qué te pasa?
-Nada, en serio. Vete arriba con los demás.
Ahora subiré yo.
Sophie estaba rara. Desde que salieron de
mi habitación no la conocía. No entendía qué la pasaría.
Resoplé y cogí mi bolsa para comenzar a
subir las escaleras en forma de caracol que llevaban a la parte de arriba. Un
pasillo enorme estaba detrás de esas escaleras. Todas las habitaciones estaban
unas en frente de las otras. Y al fondo, otra puerta.
¿Y ahora cómo sabía cuál era la mía? Encima,
iba a estar con Marcos. La idea no me disgustaba, pero no me agradaba. Venía a
pasármelo bien y a celebrar la selectividad con mis amigas, no con él que aún
no sabía si ni si quiera era mi novio.
Decidí ir a la última. La abrí con cuidado.
-¿Se puede? – Pregunté.
Era un baño. Era enorme. Una bañera
gigantesca con chorros incorporados. Un lavabo precioso con un espejo que
ocupaba una de las paredes enteras y un ventanal increíble donde se veía todo
el mar. ¡Menuda casa más bonita!
Cerré de nuevo y miré el pasillo desde otra
perspectiva. Eché al azar a cual puerta llamar primero. Llamaría a la de mi
derecha.
Dos toquecitos en la puerta.
-¿Quién es? – Una voz femenina me contestó.
Medio abrí la puerta.
-Lo siento chicas, soy yo. Voy en busca de
mi habitación…
-Creo que es la de enfrente. – Dijo Amy.
-Vale, muchas gracias. – Saqué la cabeza
del huequecito de la puerta y la cerré.
Me puse delante de la puerta de enfrente y
llamé. Nadie contestó. Seguramente que esa sería mi habitación y Marcos
estuviese en el baño.
Abrí la puerta y descolgándome la mochila
del hombro, entré.
Me masajeé el hombro y me senté en el filo
de la cama de matrimonio.
Puf, qué cansancio. Era ya bastante de
noche y aun habiendo dormido tantas horas, tenía bastante sueño atrasado.
-¡¿____?! – Exclamó una voz masculina.
-¡Adiós! – Exclamé.
-¿Qué haces aquí?
-Yo… yo… lo siento. Me confundí… - Dije.
Ese chico era Louis. Estaba semidesnudo,
pues estaría cambiándose.
-Joder, de verdad lo siento. – Dije
poniéndome de nuevo la mochila en el
hombro y yendo hacia la puerta.
-Tranquila, mujer. – Dijo él. – No pasa
nada. Si no es la primera chica que me ve en calzoncillos. – Louis me giñó el
ojo. – Y quién sabe, quizás no sea la única vez que lo hagas.
Sonreí vagamente, sin saber que decir a esa
media indirecta que me acababa lanzar Louis.
-Me voy. – Dije finalmente.
Abrí la puerta y desaparecí de ahí.
Entré en la que por fin sería mi
habitación. Ahora sí, descolgué mi mochila de mi hombro y la dejé aparcada en
un rincón de mi habitación.
-Pensaba que ya me abandonarías. – Dijo
Marcos.
-¿Por qué iba a hacerlo? – Dije.
-No sé. ¿Por qué no?
Sonreí.
Él vino hacia mí y me miró a los ojos.
Rodeó mi cuello con sus brazos y me abrazó.
Sus labios se acercaron a los míos y nos
envolvimos en un beso.
La puerta sonó y alguien entró en nuestra
habitación.
-Perdón, perdón… - Una voz casi sin fuerza
sonaba detrás nuestra.
-¿Sophie? – Pregunté.
-Pensaba que esta era mi habitación…
-Tranquila. A mí me ha pasado lo mismo.
Sophie, sin levantar la mirada del suelo,
salió de la habitación y cerró la puerta.
-Qué chica más rara. – Dijo Marcos.
Yo, aún, estaba algo confusa. Sophie nunca
se había comportado así y mucho menos debería comportarse ahora que había
aprobado selectividad y estábamos celebrándolo.
Arreglamos todos las habitaciones y de
nuevo bajamos abajo donde ya se encontraba Ashley metiendo la comida en el
frigorífico.
-Tenemos carne para hacer una barbacoa. ¿Os
parece? – Sugirió la rubita del grupo.
-Sí, claro. – Aceptó Marcos. – Yo y mi
hermano nos encargamos de prepararla.
-Además atrás hay un patio que da a la
playa. Ahí estaremos agusto. - Añadió Amy.
Empezaba bien el fin de semana. En el rato
que llevábamos ahí había podido dejar de pensar en Niall, aun que hubiese sido
un rato.
Lo que no sabía, ni si quiera me hacía una
ligera idea es que este fin de semana, cambiaría la vida a muchas personas de
las que estaban en la casa, y que a la que menos le cambiaría, sería a mí, que
era la que más lo necesitaba. Aun que, también sufriría algún que otro cambio.
Hdskgajjagkjasjhsajnvsrijcseubs Jopeee cada dia me dejas con maas intrigaaaaa >.< Necesito el proximo capitulo para sobreviviiiiiir!!!
ResponderEliminarHe acertado 2!!!! joder, a veces soy adivina con estas cosas... jajajajaja. La nove esta cada vez mejor, son las 11 de la noche y no puedo parar de leer, es ashknajvdskxsddflidsakl
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