sábado, 27 de abril de 2013

Capítulo 28.


Le miré aún sin saber qué hacía ahí exactamente. El alcohol me afectaba cada vez más.
Me separé de él. Nos miramos y nos transmitimos complicidad.

Todo eso era tan confuso. No sabía que hacía, no sabía que pensaba. Sólo sabía que acababa de besarle. A él. Al novio de mi hermana.

-Niall… - Le dije.

Me miró con los ojos cristalizados y se fue para adentro.

Ahora de verdad, sí que estaba sola. Más sola que nunca, más culpable que nunca. Ya ni aun que me bebiese otra botella de alcohol lograría que hiciese borrar lo que acababa de pasar.

~

De nuevo me encontraba como el día anterior. Tumbada en la cama, con la luz entrando por las rejillas de la persiana y con un dolor de cabeza indudable.

Intenté hacer memoria. Algo me vino de golpe como una punzada en el corazón. Algo que me hizo recordar aquel beso tan increíble que tuve con el rubito la noche anterior.

Aún teniendo todo ese alcohol circulando por mi sangre, si de algo fui consciente esa noche, era de que fue el beso más real y más sentido de toda mi vida, pero también había sido un error. Un total y completo error.

Agitaba mi cabeza y masajeaba mi sien. ¿Cómo pude ser tan idiota? ¿Cómo pude dejar que me besase? No recordaba todo con certeza, pero el instante del beso era imposible de borrar de mi mente.

Él me besó. Él fue el que me besó. Pero, yo le dije todo lo que sentía. No era el momento, ni el lugar. Niall no debería de saber eso, y ahora, sin embargo, nos habíamos besado.

Pero, ¿por qué me besó? ¿Por qué lo hizo? Estaba borracha, él sabía que yo no estaba con los cinco sentidos. Sabía que podría aprovecharse de mí. ¿Y si hicimos algo más? No recordaba nada más. Solo que… desapareció y se metió dentro de la casa.

Necesitaba hablar con él. Necesitaba buscarle. Necesitaba aclarar todas mis ideas y necesitaba aclarar lo que acababa de pasar. Todo eso fue un error. Nunca nos debimos besar.

Salí corriendo de la habitación y fui a la planta de abajo. Todos estaban en el salón desayunando.

-¡Buenos días! – Me dijeron todos. Todos excepto Marcos que continuó comiendo su tostada, mirando a la mesa. Ni si quiera levantó la mirada.
-Hola… - Dije yo mirando a todos los lados.

Ni rastro de él en el salón donde estaban todos desayunando. Salí al exterior. No había nadie. ¿Dónde se habría metido?

Entré a la casa. Todos ellos estaban al margen de lo que pasó anoche, o eso creía yo.

-¿Habéis visto a Niall y Anne? – Pregunté.

Todos se callaron y Marcos me miró desafiante.

-Se fueron anoche. ¿Recuerdas? Solo vinieron a pasar el día. – Contestó Amy.

La miré y me desencajé aún más. ¿Se fueron? ¿Juntos? ¿Anoche?

Al menos sabía que solo fue un beso, no hubo nada más.

Subí de nuevo a mi cuarto. Me tenía que ir de ahí. Tenía que irme a buscar a Niall. Tenía que aclarar lo que pasó anoche.

Saqué mi mochila y metí la ropa que dejé sobre la ventana húmeda. Me miré al espejo y pasé el cepillo un par de veces por mi pelo. Abandonaría aquella casa.

-¿Te vas? – Preguntó alguien.

Miré la puerta a través del espejo y vi que era Marcos.

-Sí. – Contesté sin dejarme de peinar.
-¿Alguna razón en especial? – Insistió.
-Quiero irme. Simplemente.
-Te vi. Os vi. – Dijo Marcos.
-¿Qué? – Pregunté confusa.
-Ayer te vi besando a Niall.

Mi cara se transformó. Se descuadró. Me giré y le miré a los ojos. De nuevo un puñal se me clavó en el estómago. Alguien lo sabía. Alguien más sabía lo que había pasado…

-No… - Dije a punto de derrumbarme.
-Tranquila. – Dijo Marcos. – No pienso decirle nada. Ni a él ni a nadie.

Le miré. No me podía creer lo que me estaba diciendo.

-Marcos… yo…
-No pasa nada. – Me interrumpió. – Yo lo sabía. Ya lo sabes.
-¿Tú fuiste el que me trajo a la cama? – Le pregunté.
-Sí. – Dijo. – No sabías ni dónde estabas.

Le sonreí y le abracé.

-Gracias, Marcos. Pero… creo que le debo una explicación. Creo que debo aclarar esto. Por eso me voy.
-Sí. No está bien lo que hicisteis. Él más que tú. Tú no… no estabas con nadie.
-Lo sé. Pero aún así no está bien hecho.

Cogí mi mochila.

-Baja deprisa. Se acaban de salir a la piscina. – Dijo señalando a la ventana. – Ya les pondré alguna excusa.

 Le sonreí y comencé a bajar las escaleras.

Paso a paso y sin que nadie se percatara, salí de la casa y me fui andando por la carretera.

Tras media hora andando, llegué al pueblo, donde había una estación de autobuses que me llevaría de vuelta a casa.

No tardó ni cinco minutos en llegar. Pagué mi billete y monté buscando un asiento al final del autobús. Me senté y puse mis auriculares.

Sólo pensaba. ¿Qué haría ahora? ¿Y si Niall se lo confesó a Anne? ¿Y si él de verdad quería hacerlo? ¿Y si de verdad me quiere?

Tantas preguntas sin resolver que tendría que pensar en su solución de camino a mi casa…

¿Qué haría al llegar? ¿Ir a mi casa? ¿Ir a la suya? ¿Llamarle?

Necesitaba un consejo de alguien. Necesitaba que alguien me guiase. Pero nadie podía hacerlo. En esto me había metido yo sola y tendría que salir yo sola.

~

Bajaba de ese autobús que me dejó a diez minutos andando de mi casa. Opté primero por ir ahí y dejar mi mochila.

Aún no sabía ni que le diría, pero si de algo estaba segura es que debía y quería hablar con él.

Al llegar a mi casa, saqué las llaves de la mochila. Las metí en la ranura y giré. Atravesé el jardín y entré en el interior.

No había nadie en el pasillo, tampoco en la cocina. Me acerqué al salón y abrí la puerta. Mis padres estaban mirando a Liam que estaba leyendo algo. Enseguida lo escondió detrás de su espalda.

Reí.

-¿Qué hacíais? – Dije insinuándoles que lo acababa de ver.
-¿Qué haces ya aquí, hija? – Me preguntó mi madre.
-No se responde a una pregunta con otra pregunta, mamá.

Ella sonrió y yo me dirigí a Liam.

-¿Qué escondes, hermanito?
-Nada fea. Vete. Aléjate.

De nuevo reí y comenzamos a pelearnos entre nosotros dos. Tras marearme unos cuantos segundos, conseguí quitarle el papel que tanto misterio tenía.

Lo miré. Era una carta. En la solapa ponía: Concedido.

Lo miré un par de veces por fuera y decidí abrirlo más. Liam no me lo intentaba quitar y mis padres estaban poniéndose nerviosos. ¿Qué habría dentro de ese papel que tan nerviosos les ponía que supiese? 

Lo abrí más. Dentro ponía un texto que leí por encima hasta que llegué con la mirada a algo que me sorprendió:

Un viaje. Un intercambio a París que llevaba mi nombre. No podía ser. No me lo creía.




2 comentarios:

  1. PARIS!! Que Hermoso<3 Ame El Capitulo, Eres Una Genia ;)

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  2. Oooo me encanto jejejeje!!! Ya soy fan de la novela, que chachi esta no? Buen me voy a leerlos desde el principio chauu

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