miércoles, 24 de abril de 2013

Capítulo 25.


Abrí los ojos poco a poco. La cabeza me dolía muchísimo y apenas podía ver. Estaba realmente mareada

La poca luz que entraba por las rejillas de la persiana me hacía daño.

Me incorporé y decidí mirar por la ventana. ¿Qué hora sería? Marcos no estaba en la habitación y lo último que recordaba era estar bebiendo como loca. Puf, en qué hora probaría una gota de alcohol…

Levanté despacio la persiana y corrí algo la cortina. Allí estaban todos, en el jardín. ¿Ellos no tendrían resaca?

Fui al baño y me mojé algo la cara. Después me vestí y peiné y me disponía a ir con ellos.

Bajaba las escaleras. Se escuchaban risas. 

Alcancé mis gafas de sol que estaban encima de la mesa del salón y me las coloqué en mis ojos.

Abrí la puerta que comunicaba el interior de la casa con el exterior y me adentré en el jardín.

-Hola. – Reí tímidamente. No me gustaba ser el centro de atención.
-¡Buenos días dormilona! – Gritó Amy.

Sonreí.

Ella y Ashley estaban en la piscina subidas a unos sillones inflables. Sophie estaba en las escaleras refrescándose. Louis y Harry sentados en unas hamacas. Marcos me sonreía tumbado en el césped. 

Después, se quedó mirando detrás de mí.

-¿Qué pasa? – Pregunté extrañada.

Alguien me tapó los ojos. Ese olor me resultaba familiar.

-¿Quién soy? – Preguntó esa curiosa voz, que eso aún más, me resultaba familiar.

Quité sus manos de mis ojos y me giré. ¡Era Anne! ¿Qué hacía ella aquí?

-¡Anne! – Exclamé y la abracé. -¿Qué haces aquí?
-Vinimos a pasar el día. Harry y Lou nos dijeron que había comida de sobra para nosotros.

¿Vinimos? Esa frase no me quedó clara, pero, ¿cómo iba a incluso sospechar?

-¡Hola! – Exclamó… Exclamó él.

No podía ser…  Venía aquí para olvidarme de él. Venía aquí para olvidarme completamente de Niall y ahora mismo estaba ahí.

Entró dispuesto y se colocó al borde de la puerta. En frente de mí.

Le miré algo avergonzada y buscando complicidad en su mirada. Pero no la encontré. Encontré ese sentimiento que parecía haberse apagado un milímetro ese día, pero que con un segundo, volvió a renacer.

Anne corrió a saludar a Harry y a Lou quienes la amenazaban de tirarla al agua.

Niall y yo estábamos juntos, casi. Nos mirábamos más aún. Él tenía una leve sonrisa dibujando su rostro y yo andaba perdida. No lograba encajar la situación. Niall me perseguía. Parecía ser un ángel que aparecía en los momentos justos para que no consiguiera quitármele de la cabeza.

-¿Qué pasa? – Exclamó desde el borde Louis. -¿No me vienes a saludar, Nialler?
-¡Que no me llames así! – Dijo él sonriendo pero algo enfadado.

Fue en dirección a Louis mientras yo me quedaba ausente, intentando encajar la situación. De nuevo entré en el interior de la casa. Prefería asumirlo yo sola, dentro.

Me senté en el sillón. Subí mis gafas a mi pelo y comencé a mirar la televisión.

¿Enserio podía ser esto cierto? Niall Horan me perseguía. Él estaba siempre donde estaba yo. El destino siempre me lo traía a mi lado. Y, ahora, era lo que menos necesitaba. Tenerle a mi lado.

Necesitaba olvidarme de ese chico como fuese. Era el novio de mi hermana, no un amiguito con el cual encapricharme. Las cosas que sentía por él empezaban a ser abismales y no era bueno que él estuviese a mi 
lado este fin de semana.

-¿Qué haces aquí? – Una voz masculina hizo que despertase de mi pensamiento.

Levanté con dolor mi cuello y encontré su mirada. Era Marcos. Inmediatamente me coloqué las gafas en los ojos de nuevo y le miré.

-Hola, Marcos. – Dije medio ronca. –Viendo la tele. La resaca de ayer…
-Ya, resaca. – Dijo irónicamente.
-¿Te pasa algo?
-Ayer… ayer decías cosas raras. Me desencajaron completamente. Tenían que ver con Niall. – Marcos me dijo eso después de sentarse en el sillón y permanecía masajeándose la sien. – No te entendía pero llorabas desconsoladamente mientras decías eso.

Me quedé más perpleja de lo que ya estaba. El alcohol me jugó otra mala pasada. Resaca y encima solté algo que tenía que ver con Niall.

-¿Qué decía exactamente? – Le pregunté curiosa.
-¿Sientes algo por ese chico? – Marcos esquivó mi pregunta y fue al grano.
-¿Qué dices, Marcos? ¿Cómo voy a sentir algo por el novio de mi hermana? ¿Estás loco?
-Le acabas de ver y te has quedado embobada, siempre andabas con él, Louis te vio con él…
-Marcos, enserio… no digas tonterías.
-No digo tonterías. Es mi sensación. ¿Le quieres?
-No.
-Tranquila, si le quieres dímelo, lo puedo entender.
-Marcos, que no, enserio.
-Que no pasa nada, de verdad.
-¡Marcos qué no, joder! – Alcé la voz y me puse de pie frente a él. – No siento nada por él, ¿vale?

Miré a la puerta del exterior donde se encontraba Sophie mirando todo lo que acababa de pasar. La miré con cara desencajada. Todo esto me superaba y más en mi situación.

Salí al exterior y resoplando me senté en una de las sillas de la mesa.

-¡Huy señorita! Parece que ha discutido usted con alguien… - Dijo Louis sentándose a mi lado.
-Estoy enfadada, Louis. – Dije retirándome el pelo de la cara.
-Tranquila, no vengo a hacerte de rabiar como ayer.  – Dijo sonriente.

Levanté la mirada. Allí estaba Niall, sentado en una toalla en el césped y sujetándose las rodillas mientras Anne debería estar cambiándose. Me faltaba el oxígeno y por un momento, se me quitó todo el completo mal estar de la resaca. Le observaba como reía mientras contemplaba las luchas que estaban manteniendo Amy y Ashley.

-¿Discutiste con Marcos? – Insistió.
-Está empeñado en que me gusta Niall. Y no, no es así…
-¿Enserio?
-Sí…
-Quizá fuese culpa mía por... ya sabes, lo que dije ayer. De broma, claro.
-Tranquilo...

Louis levantó la cabeza al ver aparecer a Anne por la puerta.

-¿Alguien me puede decir dónde está el baño, por favor? – Mi hermana estaba desorientada. Yo sonreí y la miré.
-¿Para qué quieres el baño? – Preguntó Louis.
-Para cambiarme. – Dijo haciendo un gesto de evidencia con el bikini.
-¡No te hará falta! – Harry apareció detrás de ella y la cogió de la cintura.

Anne pataleaba y Louis se levantó de la silla para ir en ayuda de Harry. Tenían intención de tirarla a la 
piscina. Yo reía. La situación tenía su gracia.

-¿Puedo? – Alguien me preguntó al instante en que soltaron a Anne a la piscina.

Reía mientras giré la cabeza para comprobar quien era el que me preguntaba eso.

Mi sonrisa desapareció.

-Puedes. – Di permiso.
-Hola… - Dijo el rubito. Era él, Niall.
-Hola. – Le dije.
-Siento… siento haber venido. Sé que no te ha gustado verme… - Dijo.
-Tranquilo. – Dije cortante.
-Vale…

Silencio entre nosotros dos. Tensión.

Louis y Harry se acababan de tirar a la piscina para ir a ahogar a Anne mientras Ashley y Amy abandonaban ésta.

Marcos y Sophie no se encontraban fuera, no sabía donde estarían.

-¿Qué tal? – Me preguntó Niall.
-Bien.
-Me alegro.
-Gracias.

Sonrió vagamente. 

Respiré. Estaba intentando contener las lágrimas.

Todo esto era injusto. Estaba enamorada. Lo acababa de descubrir. Un nudo en el estómago se había formado desde que Niall entró en esa casa.

Le miré desorientado, tristón, cabizbajo. Y tenía la sensación de que era mi culpa, pero sin embargo, se la estaba hechando toda, completamente toda a él.

¿Y se lo merecía? En absoluto. Él se comportó realmente bien conmigo y lo que menos se merecía es que yo le tratase mal.

Si me tenía que alejar de él era mi responsabilidad. Debería de dejar de ser cobarde y enfrentarme a lo que sentía. Enfrentarme teniéndole a él delante. 

-Lo siento, Niall. – Me disculpé antes de que él se cansara de estar conmigo sin hablar y se fuse.

Sonrió y me dio un golpecito en la pierna.

-¿Qué sientes?
-No quise ser tan brusca ayer, ni hoy, ni nunca…
-Lo fuiste. – Dijo aún sonriendo.
-Yo… solo quería hacerte entender que necesito alejarme de ti, Niall…
-Yo solo quiero saber por qué.
-¿Confías en mí?
-Claro que lo hago.
-Pues, si en algún momento, más adelante, puedo contártelo, lo haré. Te lo prometo.
-¿Tan importante es? – Dijo echándose a reír.
-Bueno, podría decirse.
-Me asustas.

Reí.

-Espera. – Dije. – Voy a dentro a por unas bebidas, ¿vale?

Me levanté de la silla. Ya respiraba algo mejor y el dolor de cabeza había disminuido. Atravesé el jardín sonriente y entré en el interior de la casa.

Me dirigí a la cocina donde abrí la nevera y saqué un par de refrescos. La cerré y giré de nuevo la esquina que hacía el salón con la cocina.

Algo me llamó la atención en un rincón del salón.

-¿Marcos? – Exclamé yo. -¿Sophie? 






2 comentarios:

  1. Me imagino que se estarían besando...jajaja me da esa sensación:) fantástico maravilloso, perfecto!!! SIGUIENTE !!:D

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