lunes, 1 de abril de 2013

Capítulo 13.

Después de dormir plácidamente en aquel colchón de látex y envuelta en las sábanas que no olían más a Niall porque él no estaba dentro, una voz angelical me despertó.

-¡____!

Me estiré y me restregué los ojos un poco. Mis dedos se quedaron manchados del rímel que horas antes no me pude quitar. Abrí los ojos cuanto pude y ahí le tenía, en frente de mí. Mis ojos buscaron los suyos.

-¿Qué ocurre?

-Las nueve y media… - Dijo angustiado Niall mientas corría la cortina y subía la persiana.

Retiré las sábanas y me incorporé bruscamente.

-¡¿Qué?! No me lo puedo creer… ¡¿Qué vamos a hacer ahora?!
-Debemos irnos…
-¿A mi casa?
-¡Claro!
-¿Los dos juntos?
-¿Qué pasa? – Niall se paró en brusco y me miraba mientras yo seguía sentada al borde de la cama.
-Bueno, va a parecer algo sospechoso…
-¿Sospechoso? ¿El qué? Si no hemos hecho nada. ¡Qué tontería!

Él no temía que pudiesen malinterpretar nada… Él no temía nada. ¿Qué iba a temer? Si no habíamos hecho nada. Pero, dudaba que para mi hermana fuese tan sencillo de creer que su hermana dos años menor que ella hubiese pasado la noche con su novio y no hubiese pasado nada…

-Vamos, arréglate… Cogeré el coche.
-¿Sabes conducir? – Pregunté sorprendida.
-Sí. No cojo el coche mucho.
-Ya veo.

Me preparé lo más rápido que pude. Simplemente, me lavé la cara, me puse el vestido, mis sandalias, pasé un cepillo un par de veces por mi cabello. Saqué el gloss de mi bolso y me lo eché por los labios. Lista.

Bajamos al garaje del edificio a coger su coche. Un coche antiguo, pero servía para desplazarse.

Montamos y salimos. Circulábamos por las calles de la pequeña ciudad. No había gran distancia desde la casa de Niall hasta la mía, pero sin duda, debíamos de darnos prisa y la mejor opción era el coche.

-Niall… - Decidí decir.
-¿Sí? – Él me lanzó una sonrisa. ¡Vaya! También existía de día.
-Creo que… - Una pausa. Niall me miraba de vez en cuando quitando su vista de la carretera. Después, hizo un gesto para que siguiera la frase. – Creo que no deberíamos de decirle nada a Anne de lo de esta noche.

Niall de nuevo me miró borrando esa sonrisa.

-¿Por qué? ¿A caso tiene algo de malo? Ella lo entenderá.
-No es tan fácil de entender esto… Imagínate que fuese al revés. Que tu mejor amigo, por ejemplo, te dice que se olvidó las llaves y que se fue a dormir a casa de tu novia… ¿Crees que no sospecharías nada?

Niall hizo una pausa.

-Confiaría en ella. – Decidió decir. Me quedé callada. Parecía imposible de convencer…
- El caso es que Anne no es mi amiga. Es mi hermana. Comparto con ella 16 horas del día y no quiero que me regale miradas furtivas.
-O sea que piensas que si se lo decimos puede llegar a enfadarse…
-Lo hará.

Niall de nuevo guardó silencio.

-Pero, ¡¿Cómo?! –Soltó una alegre y sarcástica carcajada. – ¡Eres su hermana! ¿Cómo iba a pasar algo entre nosotros?

Cada palabra que decía Niall era un pinchazo en el estómago. Mi mirada fue a parar a mis pies, que se juntaron.

-Ya… - Logré decir.

Niall paró el coche a apenas treinta metros de mi casa.

-Está bien. Baja. – Dijo. Le miré. – Daré una vuelta a la manzana y entraré.

Sonreí.

-Gracias…

Bajé a toda prisa y observando que nadie pudiese verme. Era algo sobrenatural esto que pasaba. Ese chico me había dejado dormir en su casa para que no me quedase en la calle, y encima yo le pedía que no dijese nada. Pero, ¿por qué? En todo caso peligraría su relación con mi hermana, yo no tenía nada que perder. O quizá me daba miedo que mi hermana me estuviese matando a miradas durante la mitad de su vida.

Fuera como fuese, tome esa decisión.

Tras andar bajo ese sol delicado de las 10 de la mañana, me puse delante de la puerta exterior de mi casa. 
Aclaré mi garganta y llamé.

La puerta de dentro se abría rápidamente.

-¡Oh, Dios mío! – Dijo mi madre.

Estaba arropada con la bata. Corría hacia la puerta. Detrás, aparecía mi padre.

Abrió deprisa la puerta y me puse delante de ella. Sus ojos estaban llorosos y no me dirigió ninguna palabra. 

Solo hizo algo. Levantó el brazo y alisó la mano la cual fue a parar a mi carrillo derecho. Dos segundos después, mis ojos empezaban a inundarse y  mi mano se dirigió a mi  carrillo intentando calmar el fuerte golpe que me había producido aquel bofetón.

-¿Dónde coño has estado? – Gritaba mi madre desesperada.
-Mamá… - Mis ojos cada vez se inundaban más y cada vez entendía todo esto menos.
-Llegamos a las cinco de la mañana y no había ni rastro de ninguno de nuestros tres hijos. ¡Ninguno! Y, ¿qué más podría esperar? ¡Ninguno me coge el teléfono! ¡Ninguno de mis tres hijos!

Lloraba desconsoladamente. No entendía por qué mi madre me pegaba. Si olvidé mis llaves… Pero, ¿cómo 
le iba a decir eso? Me preguntaría que con quien había pasado la noche y estaba demasiado nerviosa como para ponerme a improvisar una de mis pensadas mentiras.

De nada funcionaría.

-¡No llores! – Gritaba. – Vamos, dime. ¿Dónde has estado?

Silencio.

-En casa de Amy, ¿no?

Mis ojos seguían inundados y en ellos empezaba a aparecer rabia. Rabia de tener que tragarme todo esto.

-Por eso la he llamado y no tenía ni idea de tu paradero. Lo mismo pasaba con Sophie.
-Mamá, para. – La voz de un chico aparecía detrás de mí. Liam. ¿Quién sino?

Mi madre hizo el amago de levantar la mano con él también, pero debió de darse cuenta de que Liam ya no era tan niño y que éste podría reprocharle más que yo.

-Déjala. Ha pasado la noche conmigo y con Marta en su casa. - ¿Cómo? ¿Por qué Liam me cubría? ¿Por qué lo hacía? ¿Cómo sabía que debía de hacerlo?
-Ah, esa es su excusa. Y también la tuya para no cogerme ninguno el teléfono. 
-Yo lo tenía en silencio y no lo escuché – Dijo Liam. – Y…
-Y yo lo tenía sin batería.  – Dije.
-¿Y Anne? – Preguntó mi madre ablandándose algo.
-En casa de Taylor. – Dije fría y totalmente rencorosa por lo que acababa de pasar.

Mi madre bajó la mirada y pareció arrepentida. Su rostro lo decía. La miré por un par de minutos y pasé a su lado. Lloraba. Claro que lloraba. Me dolía más el hecho de que se pensase que era una cría y que podía darme bofetones sin ton ni son que el propio golpe.

Miré a los ojos de mi padre que, como siempre, estaba en la escena pero permanecía al margen.

Entré dentro de la casa y aspiré. Liam me acababa de salvar de una gorda. Comencé a subir las escaleras y entré en mi habitación, soltando el bolso y mirándome al espejo. Lloraba. La situación que acababa de vivir había sido muy desagradable. Pero de repente se me apareció por la mente la imagen de aquel rubito conduciendo conmigo de copiloto hacia mi casa. Esa sonrisa. Esos ojos tan profundamente azules… ¡Guau!

-¿Se puede? – Liam abrió la puerta de mi habitación y entró.
-Ya estás dentro. – Reí vagamente de nuevo.

Liam rascó su nuca y se sentó en un filo de la cama.

-¿Empiezo o empiezas? – Dijo.

Me lo temía…

-Empieza tú. – Le di paso.
-¿Dónde has estado esta noche? – Preguntó.

Reinaba el silencio. Confiaba en Liam y le contaría encantada ese nuevo sentimiento que me ardía por las venas, pero, ¿cómo le iba a contar que había pasado la noche con mi propio cuñado y que era por quien estaba sintiendo los sentimientos más sinceros e intensos? Pero que bobada, si algo parecido sospecharía.

-____, te he visto salir de aquel coche… - Liam se decidió a seguir su propia conversación al ver que no contestaba.

Creo que era hora de empezar a confesarse… 

-Liam… yo… - Intenté justificarme, pero no. Nada servía.
-Tu cuñado. – Dijo serio. – Es tu cuñado, el novio de tu propia hermana…
-Tengo una explicación…
-Mejor busca una solución y para esto. Te he cubierto esta vez, pero no pienso cubrirte ninguna más. Eres mi enana favorita pero esto se te está yendo de las manos, hermanita. No sé que habrá pasado ni por qué ese chico te estaba trayendo hasta casa en coche y metros antes te has bajado y has intentado disimular mientras él, aparcó el coche y comenzó a dar una vuelta a la manzana... Frena. ¿Vale?

Liam, mi subconsciente… Todo me decía que frenase esto. Tenía que olvidarme de aquel rubito. No me arrepentía de nada de lo que todas esas horas había pasado, que al fin y al cabo no era nada grave, pero no estaba bien lo que estaba haciendo. Me estaba acercando demasiado a él y realmente me perjudicaría. 

PD. Hola lectores y lectoras! Bueno, después de este mes y algo de pausa, casi dos, he perdido bastantes lectores y me gustaría saber cuantos me leen ahora... ¿Podríais darle al botón que pone "Lo leo?" Justo debajo de la imagen! Os estaría muy agradecida! Un besazo enorme y gracias ^^ 



2 comentarios:

  1. YO LO LEO, Y ME ENCANTA! SIGUIENTE YA PORFAVOR!
    Pdt: No le puedo dar al boton porque en el movil no sale :$

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  2. En el movil no sale el botoon :( por eso te lo digo por aqui YO LO LEOOOOOOOOO!!! Espero que ya sepas que me encataaa como escribees eres increible y que soy adicta!!! <3

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