miércoles, 1 de mayo de 2013

Capítulo 31.


La madrugada del día siguiente me marchaba.

Tan solo me quedaban unas horas. En unas horas cogería un avión rumbo a París.

Esa noche, estaba en frente del espejo retocándome el recogido que me había hecho. Sinceramente, no sabía bien para qué me arreglaba, pero Liam me había pedido que lo hiciese.

Se me vino la cabeza la escena que viví justo después de salir de ese edificio donde entregué el dibujo:

Un día antes:

“Coge aire” Me dije. “Te toca echar a correr”

Apreté mi camiseta y me armé de valor. Miré a ambos lados de la carretera y crucé por el mismo sitio que 
lo había hecho él.

-¡Niall! – Le grité. ¡Espera!

Estaba a punto de meterse en un callejón.

El chico se giró. Me miró preocupado y cambió la dirección viniendo hacía a mí.

Yo iba hacia él corriendo.

¿Preparada? Lista. ¡YA!

Corrí y le abracé tan bruscamente que el rubito chocó contra la pared de ese callejón. No había nadie. Acto seguido me separé algo de él y le miré directamente a los ojos. Agarraba su cara. Iba a acercar mis labios a los suyos. Estaba dispuesta.

Pero él me quitó la ilusión.

Ese mismo beso que me había dado minutos antes, me lo volvió a dar. Adelantándose a mí. Me besó la mejilla.

Me sonrió y se alejó de mí sin mediar palabra. Siguiendo su camino.

En la actualidad:

Niall me frenó, y eso fue por algo: Por Anne. Por mucho que quisiese besarle, abrazarle y pasar las horas muertas a su lado, él había decidido estar con mi hermana, y así lo iba a hacer.

Sonreí de nuevo y cogí mi bolso de mano.

Bajé las escaleras y ahí estaba Liam apoyado en la pared de al lado de la puerta de la calle con los brazos cruzados y aparentemente, cansado de esperar. Vestía un esmoquin perfecto con una corbata rosa que hacía contraste con sus labios. Se había peinado bastante elegante. Mientras bajaba las escaleras le sonreí y él me estrechó la mano apartándose de la pared.

-Señorita. – Cogí la mano que me había estrechado y él me besó la mía.
-Qué tonto eres… - Dije riendo.
-Y tú una tardona.

Los dos sonreímos.

-¿A dónde me vas a llevar? – Pregunté curiosa.

A algún lugar importante porque él vestía elegante y no se acostumbraba a hacerlo.

-Vamos, ven.

Liam abrió la puerta y me hizo caminar con él hasta la puerta de mi casa donde tenía aparcado el coche. 

Ambos nos montamos y él lo arrancó.

Diez minutos conduciendo hasta que decidió parar el motor.

Le miré y sonreí de nuevo.

-Gírate. – Me mandó.
-¿Qué? – Exclamé.

Liam giró mi cara y puso sobre mis ojos un pañuelo de color negro. Yo sonreí sarcásticamente. ¿Qué estaría tramando?

Escuché como, después de atarme el pañuelo por el que no veía nada, salí del coche y abrió mi puerta.

-Vamos, agarra mi mano. - Dijo tocándome el brazo.

Yo sonreí y le tendí mi malo dando algunas palmadas al aire previamente. Hasta que conseguí enlazar mi mano con la suya.

Me levanté con cuidado y bajé mi vestido para colocarlo.

-¡Me voy a despeinar! – Me quejé. –¡Con todo lo que me ha costado hacer mi moño!

Liam rió.

-Vamos, no te quejes. ¡Escalón!

Seguía las indicaciones de Liam. Estuvimos como cinco minutos dando vueltas a algo que ni si quiera sabía qué era.

-Vale, ya hemos llegado. – Se dignó a decir Liam. – Cuando yo cuente tres, te destapas los ojos.

Sonreí y acepté con la cabeza.

-¡Una… dos… y…

Alguien tiró de mi pañuelo y destapó mis ojos.

-¡SORPRESA! – Exclamaron un montón de personas.

Sonreía incrédula. ¡Era una fiesta sorpresa! Era una casa que estaba totalmente decorada con globos y con una pancarta enorme colgada desde un lado del techo a otro del salón en la que ponía “Buen viaje ____”

Comida, bebida, una bola de discoteca colgando del techo y una mesa de mezclas en medio de una pequeña pista.

Eso era realmente increíble. No sé de quién exactamente fue la idea ni de quien era esa casa pero todo eso era fantástico.

Cuando salí de aquel pequeño estado de shock vi como la gente se abalanzaba a abrazarme. Sophie, Amy, Louis, Ashley, gente de mi instituto, Liam, Anne… Incluso estaba Marcos.

Todos fueron decididos a darme dos besos y algunos un gran abrazo, todos menos Marcos.

Él se quedó un poco más atrás y yo le miré a los ojos.

-Pásalo bien. – Dijo mirando al suelo.
-Gracias, Marcos. - Dije distante.
-Y… siento lo del otro día. – Añadió.
-Agua pasada. – Sonreí y él me aceptó la sonrisa dedicándome otra. – Anda ven, dame un abrazo. 

Los dos nos abrazamos y yo sonreí mientras. Sin embargo, detrás de Marcos apareció alguien: Él. Niall.

Subí la mirada y di con la suya. Sonreí y puedo jurar que casi me emocioné al verle ahí, a él. Arreglado. Con un traje al que decoraba una perfecta corbata color celeste que hacía contraste con sus ojos azules. Su pelo estaba en forma de tupé y sus manos estaban resguardadas en los bolsillos de sus pantalones.

Volví a mirar a Marcos y a sonreírle. Me alejé de él y abriéndome paso con toda esa gente que ya comenzaba a comer, bailar y beber en esa fiesta que me organizaron de despedida, me acerqué a él.

-Hola. – Le sonreí.
-Qué guapa estás. – Dijo el rubito.
-Puedo decir lo mismo. – Dije ruborizada.

El sonrió

-¿Nerviosa? – Preguntó.
-Demasiado. – Dije.
-Aprovecha esa experiencia. Será única.
-Lo haré.

Niall me sonrió y se abalanzó sobre mis brazos. Abrazaba su fuerte y trabajado cuerpo mientras mi barbilla se apoyaba en uno de sus hombros pasando una de mis manos por su cuello y aspirando esa fragancia tan varonil que llevaba.

Nos separamos y él, tras una nueva sonrisa, desapareció de ahí.

Fui hacia la barra a pedirme un refresco. Lo necesitaba tras ese momento que acababa de vivir de gran tensión y subida de temperatura. Ahí estaba Amy, haciendo hueco entre los buitres que pedían ansiosos una bebida. ¡Incluso había un camarero! Esto estaba realmente bien organizado.

-Hey, preciosa. – Dije pasándole la mano por la cintura.
-¡Ah! Hola, ____ - Dijo Amy.
-¿Qué haces sola? – Pregunté.
-Creo que Sophie está ocupada y Ashley quién sabe dónde estará.

Miré a Sophie que estaba muy pegada a Marcos. Sonreí. Parecía que entre ellos dos había algo. La llama que quizá, conmigo Marcos no tuvo.

-¿Bailas? – Preguntó Lou.

Mis ojos se abrieron como platos al ver que ese chico le estaba pidiendo bailar a Amy. A la curiosa Amy.
-Claro. – Dijo sonriendo Amy y guiñándome un ojo.

Sonreí. Qué irónico era eso.

Mi mirada fue más hacia la derecha donde encontré a Anne bailando con un chico, pero para mi sorpresa no era Niall, sino Harry. ¿Qué hacía mi hermana dejando solo a Niall? ¿Y dónde estaría él?

-¿Qué te parece? – Una voz hablaba detrás de mí.
-Hola Liam. – Le saludé dándole un beso en la mejilla. Después, sonreí a Marta que iba agarrada de su mano. – Esto es genial, ¿quién lo ha organizado?
-Ha sido idea de Marta. Su hermano va a vender el piso y no les importa que lo utilicemos para una última fiesta.
-Pues… ¡Esto es genial! – Exclamé dando un pequeño saltito.

Los tres reímos y me fijé en algo detrás de ellos: El rubito estaba sentado en un sofá jugueteando con uno de los vasos. Estaba cabizbajo y algo tristón.

Mi deber era acercarme y preguntarle qué le pasaba. Y así lo hice.

Comencé a caminar entre la gente, apartando a todo esa multitud para abrirme paso. Pero justo, cuando estaba a punto de llegar, el levantó la cabeza al lado contrario del que yo iba y la ladeó a ambos lados. 

Después, soltó su vaso de mala gana y subió por unas escaleras.

Me abrí más paso entre la multitud y cambié de dirección. Tras empujones y sudores, conseguí llegar a un sitio donde pude al fin respirar.

Me peiné un poco y comencé a subir yo también las escaleras.

Llegué y estaba apoyado en una valla que estaba bastante alta. Esas escaleras llevaban a una grande azotea desde donde se podían observar geniales vistas.

Estaba él solo. Cabizbajo aún.

-¿Estás bien? – Pregunté poniéndome a su lado. Apoyando mis codos en la valla donde él tenía las manos apoyadas, entrelazadas.
-Sólo que estoy un poco agobiado. – Dijo Niall.
-Dudo que solo sea eso. – Dije sonriente, intentándole animar.
-Bueno, puede que no.
-¿Por qué estas solo?
-Anne no sé donde estará.
-¿Y por qué no te vas con Lou?
-Él se dedica a ligar en las fiestas, ¿para qué?

Aparté mi mirada de él y miré a la caída que había desde ahí arriba hasta el suelo.

Silencio. Se podía escuchar la brisa del mar.

-____, ¿Te puedo hacer una pregunta? – Pronunció Niall.
-Claro.

Hizo una pausa y tras tragar saliva y pestañear un gran rato, se decidió a preguntar.

- ¿De verdad sientes lo que me dijiste aquella noche en esa casa?

Mil cuchillos se clavaron en mi pecho y mil nudos se adueñaron de mi estómago.

-Nial… yo…

Hice una pausa. Él me miró y yo intentaba saber por dónde empezar.

-¡Eh! ¡Chicos! ¡Es hora de bailar! – Alguien subió a la azotea y nos avisó de que deberíamos bajar.

Niall comenzó a andar y yo suspiré de alivio. Le seguí.

Bajamos  y sonaba una música lenta y emocionante donde todos bailaban con pareja. Amy con Lou, Marcos con Sophie, Liam con Marta y… Anne con Harry.

Niall lo vio y de nuevo retiró la mirada. Apoyé mi mano en su espalda y le intenté transmitir consuelo.

-¿Bailas? – Me ofreció.
-¿Yo? No, no. Niall, yo no sé bailar…

El rubito cogió mi mano y la condujo hasta su hombro. La otra, la entrelazó con su mano y arrimó mi cintura a la suya. Un dulce y amable vals sonaba. Todos bailábamos y Anne ni si quiera se había acordado de Niall aparentemente durante toda la noche.

Anne no sabía lo que hacía. ¿Por qué desaprovechaba a Niall? ¿Por qué le dejaba solo y se iba con Harry? 
Daría lo que fuera, lo que fuera por estar en su situación. Por tener a alguien como Niall a mi lado. Por tenerle a él a mi lado.

Tal rabia me corrió por mis venas a ver su reacción que me atreví.

-Niall… - Tragué saliva y cogí aire. – Todo lo que le dije a Sophie ese sábado, todo lo que te dije estando borracha, todo lo que demostré al besarte. Todo eso era cierto. – Continuaba bailando y dejándome llevar por él. Por el rubito. – Puede que te suene raro, y es lo más raro del mundo, te lo prometo. Al principio ni yo misma sabía lo que me pasaba, jamás había estado enamorada y menos del novio de mi propia hermana. Pero ya no lo puedo ocultar más. Te quiero, estoy enamorada. Completa y profundamente enamorada de ti, Niall.

Justo antes de esa frase, habían parado la música y la gente estaba callada. Una luz me enfocaba y parecía que me tocaba hablar. Pero creo que no dije lo correcto. No había escuchado cuando el que manejaba la mesa de mezclas me había dado paso para hablar y yo seguí con la confesión a Niall.

Cuchicheos invadían la sala.

Me giré. Vi a Anne en el centro de un círculo que todos nos acababan de hacer a causa de la reciente metedura de pata que acababa de tener.

Ella me miraba y parecía que me quería asesinar.

Me separé de ese rubito. Anne estaba inundada entre sus propias lágrimas y continuaba en el medio del círculo que nos había hecho todo el mundo. Hacía pucheros con la barbilla y parecía no tener fuerzas ni para gritarme cualquier barbaridad que se le estaría pasando ahora mismo por la cabeza. Simplemente, lloraba, mirándome con cara de odio.

Reaccioné. ¿Qué había hecho? ¿Por qué le confesé eso justo ahí? ¿Y delante de todo el mundo? Mi hermana estaba ahí, destrozada, mientras yo estaba quedando como la tonta que se enamora del novio de su propia hermana.




3 comentarios:

  1. ¡¡Madreeeeee miaaa!! Pobrecitaa :'( Jopeeee ahora todos la miraran mal, hasta du familia!! Necesito saberte que vaaa a pasaaaar, que esto es muuuy fuerteee!!! Precioso como sirmpree ^.~

    ResponderEliminar
  2. Awwwwww. GtffydxbjhjnkmkjuhesztkkljnkhuytfdxokjnkjnjhivtdllnfydzazaXfklñ,ñ

    ResponderEliminar
  3. OMG!! como leñes.. m pasa esoo y m muero por cierto nerea mil gracias d nuevo por esto q estas haciendo.. ya sabes marta!! ajaja la organizacion d la fiesta la novia d liam.. ojala tus novelas se hicieran realidad por q de verdad son increibles y gracias d nuevo aunq no sea suficiente :))
    PD: q t ha pasado en el tuenti q no te tengo plis agregame por q m estoy volviendo loca!! un besazo grande!!

    ResponderEliminar