domingo, 27 de enero de 2013

Capítulo 8.


-¡Liam! – Exclamé.
-¿Qué hacéis aquí? – Repitió.
-Sólo… sólo quería enseñarle mis dibujos.
-Enana, como mamá se entere os mata. Niall está aquí para darte clases de matemáticas, no para estar enseñándole tus cuadros. Será mejor que bajéis y volváis a las clases de siempre. – Me dijo Liam.
-Creo que aquí me enteraré mejor de las matemáticas, haciendo algo que me guste. – Le dije.

Liam me miró y se le dibujó una sonrisa en la cara. Era la única persona en el mundo que me entendía al 
completo.

-Te guardaré el secreto. – Añadió. – Pero ten cuidado y ser un poco más discretos, la escalera estaba abierta.
-Gracias grandullón.

Después de esa breve conversación y tras terminar de convencer a Liam, volvimos a la escena que hacía poco vivíamos.

Miraba a Niall a los ojos mientras su mirada iba hacia el cuadro que acababa de dibujar. Una casa típica con un sol.

-Así debemos de hacer con las matemáticas, amenizarlas. – Le dije.
-¿Crees que así ganaremos algo? – Protestó.
-¡Claro! Podíamos buscar maneras de dar las clases diferentes. No siempre en frente de un escritorio y un folio…
-Mira, _____. Creo que esto es una tontería… Muy bonito todo, tus dibujos fantásticos, pero creo que no es buena idea.

Mi cara borró la sonrisa inmediata de mi cara. De hecho, entristeció.

-Mañana nos vemos, ya es la hora de que me valla. – Musitó.

Y así hizo.  Bajó la escalerilla y sin ningún reconcome, abandonó la boardilla.

Yo miraba aquel dibujo que había hecho él. Quizá un niño de siete años lo hubiese hecho mejor, pero algo me decía que era el mejor dibujo que había visto, quizá porque lo habían hecho sus manos, lo había hecho con él.

Quería darle algún toque mágico. De nuevo y tras años sin hacerlo, cogí la brocha y comencé a dibujar sobre aquel dibujo tan soso.

Me sentía bien, me sentía llena. Me sentía como si estuviese haciendo algo con él, pero sin él estar presente.

Media hora tardé en arreglar aquel cuadro, quedó fantástico. Sacudí mis manos y dejé la paleta en una mesa. Aún no lo había terminado, pero me estaba entrando hambre.

Decidí bajar a la cocina y así comer algo. Así lo hice. En la cocina no había nadie. Una nota decoraba la encimera. Era de mi madre. Había ido a comprar. Mi padre trabajando al igual que mi hermana Anne, y Liam, seguramente andaría por ahí arriba.

-¿Ya se ha ido Niall? – O no, Liam acababa de aparecer por la puerta.
-Hace un rato.
-No me he enterado.
-Ya, se fue algo rápido.
-¿Qué hacíais ahí arriba, ____? – Su cara parecía ser la de un policía en un interrogatorio.
-En realidad ni yo lo sé… pretendía que…
-¿Qué te pasa con ese chico? – Me interrumpió. – Cada vez que le ves empiezas a ponerte nerviosa, intentas que él esté cómodo a tu lado y ayer fue quien te acompañó a casa.

Estaba lavando una manzana para desayunar, de repente, el agua fría que caía por mis manos se convirtió en agua aparentemente ardiendo. Mi sangre parecía haberse coagulado cuando escuchó decir eso a mi hermano.

Liam estaba viendo lo mismo que mi subconsciente veía, pero él lo veía desde el exterior, yo sin embargo, desde el interior. Por más que intentase que nadie se diese cuenta, no me acordaba de que Liam lo iba a hacer, e incluso tardo demasiado en decírmelo.

-¿Qué me va a pasar? – Exclamé. – Sólo que es algo borde y intento ser más cercana.
-¿Más cercana? A la boardilla solo has subido con la abuela, ni si quiera has querido subir conmigo. ¿Por qué con él sí?

 ‘Liam tiene razón, la tiene’ Mi subconsciente me gritaba. Obviamente, era la primera vez que estábamos de acuerdo.

-Quiero aprobar matemáticas, sólo eso. - ¿Enserio? ¿Te has escuchado, _____? ¿Sólo pretendes aprobar matemáticas subiéndole a aquel sitio? Subconsciente, silencio.
-Bueno, intentes lo que intentes, no olvides que es el novio de tu hermana, y te saca unos añitos. – Liam me giñó el ojo. – Ahora, me voy a dar una ducha, creo que para comer tenemos visita.

Abandonó aquella cocina. Yo me mantenía mirando las agujas de aquel reloj que había en la cocina, mordiendo aquella manzana, recordando todo aquello que me acababa de decir Liam y pensando en la difícil situación que se me vendría encima si todas las suposiciones que estaban en mente llegasen a pasar de verdad.

Din don. El timbre. Mis pies descalzos se deslizaban por el suelo mientras mi boca mordía los restos de manzana que quedaban hasta llegar a la entrada de la casa. Giré el pomo.

-Oh, Dios. – Fue lo único que pude decir. Me esperaba que fuese mi madre, mi padre, Anne.
-Hola, preciosa. – Chico alto, fuerte, moreno, ojos verdes. Una gorra para atrás y unos pantalones ajustados, camisa ancha. Marcos, ¿qué hacía ahí?
-Marcos… Hola, hola. Perdón, yo… me esperaba a todo el mundo menos a ti… - Mis pintas, mis pelos, mi manzana mordida en la mano… ¡Pobre muchacho!
-Tranquila, sólo pasaba por aquí con el Skate. – Señaló su tabla de Skate. – Y pensé en saludarte.
-¡Qué amable! – Le exclamé, yo le sonreí. -¿Quieres pasar?
-No, no. Me voy ya. Pero si quieres, esta tarde podíamos ir a dar una vuelta por la playa y a tomar algo, yo invito.
-Perfecto. – Le sonreí. - ¿Quedamos a las seis?
-Eso está hecho. Hasta luego. – Marcos colocó su gorra y cogió su Skate con la mano derecha. Después me enseñó sus perfectos dientes en una sonrisa. Allí a lo lejos estaba su hermano, Harry, que era tan parecido a él.

Sin embargo, el hermano de Marcos miraba en una dirección, la puerta de mi casa. Bajé un poco la mirada para ver a qué le prestaba tanta atención aquel chico y me di cuenta de una cosa: Mi hermana Anne. Pero no, no estaba sola. Estaba con Niall. ¡NIALL!

Atravesaron el patio sonrientes, agarrados de la mano. Pelotazos dominaban mi estómago. La silueta de Marcos abandonando mi patio ya era lo último importante en esa situación.

Mi hermana le miró con cara extrañada, después le saludó a la vez que él y me miró a mí.

-¡¿Ese es Marcos Styles?! – Exclamó cuando estaba a mi lado.
-Sí, el mismo… - Dije yo mirando de reojo a Niall.
-¡¿Y qué hacía aquí?! No estará con mi hermanita… - Dijo mi hermana con sonrisa picarona.

Miré a Niall. Su cara estaba pendiente de mí. Sus ojos iban directos a mis ojos. Parecía que estaba ansioso de que diera una respuesta a aquella pregunta que me acababa de hacer mi hermana, pero, ¿por qué? ¿Qué más le daba a él si ese tal Marcos era mi novio o no? A él le influía nada y menos… 


3 comentarios:

  1. ohhhh diiiioos miio sigue con la novela rapido o te lo juro qu me da algo nereeaaaa, soy @krptonite0nAir ;)

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  2. Chica, que bien escribes, planteate el trabajar en esto, es un M-A-R-A-V-I-L-L-A esta novela, pero no solo esta la de "Apparead" es increible tambien las dos temporadas. Es un lujo leer tus novelas.

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