-Tío, ¿qué haces defendiendo a la niñata esa? Enserio, aléjate
de ella. – Eso que decía aquel chico era tan repugnante que me daba hasta pena.
Sin embargo, quise hacer caso a Niall y confiar en él. Sabía que él podría
controlar la situación.
-Deja de decir a todo el mundo lo que debe de hacer y preocúpate
de ti primero.
Niall cogió mi brazo y comenzó a andar para adelante. Yo me
dejaba guiar por sus empujones mientras mi cabeza seguía mirando el panorama de
atrás.
Andábamos unos metros más adelante y yo ya dejé de observar
aquella situación, simplemente porque la acera me lo impedía. En ese momento
Niall me soltó el brazo. Mi cuerpo se agitó un poco y quedó quieto en el
asfalto para no perder el equilibrio.
Ese chico rubito continuaba andando sin darse cuenta de que
yo me había parado pasos atrás. O quizá sí se dio cuenta, pero no quiso parar.
Simplemente levanté la cabeza, apresuré el paso y me situé a su lado de nuevo.
Le miraba de reojo intentando convencerme que la perfección
física existía. Esas faciones tan definidas y perfectas, esos ojos tan claros y
profundos, esa sonrisa tan perfecta. Sus mofletes colorados y sus labios
perfectamente rosados.
-Prefiero que olvides todo lo de esta noche. – Decidió decirme.
-¿Olvidar? – Pregunté extrañada.
-Seguro que te quedaste con mala imagen de mi e irás a contárselo
a tu madre. –La mirada de ese chico iba hacia el asfalto por donde, a esas
horas, no circulaba ningún coche.
-¿Estás loco? – Reí intentando transmitirle tranquilidad. –
No pienso decirle nada.
-No me perdonaría perder a una chica como tu hermana por
culpa de mis amigos. – Me confesó.
Una chica como mi hermana. Esas frases golpeaban cada parte
de mi cabeza y de mi pecho. Claro, olvidaba que ese chico tenía novia, y lo
peor, era mi hermana. Pero, ¿por qué decía lo peor? ¿A caso me influía a mí en
algo que ese chico fuese novio de mi hermana?
-Tranquilo. – Le dije. Me quedé unos segundos en silencio. –
No haré nada que te pueda hacer daño. Y mucho menos que pueda poner en peligro
tu relación con mi hermana.
Veía que era la única manera de agradecerle lo que acababa de
hacer por mí, el callarme ante mi madre.
-Gracias… - Dijo.
Esa tímida palabra abandonaba su boca. Yo, simplemente, le
sonreí.
-¿Me vas a acompañar a casa? – Le pregunté al ver que paseaba
conmigo a través de las calles que conducían hasta allí.
-No creo que sea buena idea que una chica como tú ande sola a
estas horas.
Niall me estaba protegiendo. ¿Qué le había hecho esa fiesta? Parecía
que la bebida que se le derramó por su cuerpo le cambió completamente y ahora,
en vez de ser un borde insoportable, era un cielo de chico.
-Por cierto. – Añadió. – Perdón por llamarte esta mañana
niñata… Creo que aún no te conozco lo suficiente como para juzgarte. A parte,
me acabas de demostrar delante de Zayn que no lo eres.
La luz de la luna alumbraba la calle. Las farolas que la
decoraban a penas servían para ver un par de pasos más adelante que donde
estábamos. Definitivamente, esa bebida tenía algo. Algo que estaba haciendo que
aquel chico hubiese cambiado completamente su manera de ser conmigo de la noche
a la mañana. Pero, ¿por qué?
Unos siete minutos quedarían para llegar a mi destino. Algo
me decía que no quería que llegase esa hora de despedirme de Niall. Ahora,
simplemente me consolaba que a la mañana siguiente vendría a darme clases de
matemáticas y le volvería a ver.
-Debo de reconocer que pensé de todo sobre ti cuando me
dijiste eso de niñata. – Confesé. – Pero también debo de decirte que esta noche
me has demostrado que detrás de ese chico insoportable y prepotente que
parecías ser, se esconde alguien majo. – Le sonreí.
Su tímida y perfecta sonrisa de nuevo asomaba. Su cara se cambiaba y era el límite de la perfección.
-Debo de decirte algo yo también.
Niall soltó aquella misteriosa frase. Mis ojos se abrieron
como platos y mis oídos se fueron a prestarle atención a aquella frase que
querría decir. ¿Decirme algo? ¿A mí? ¿El qué? Y, ¿Por qué mi corazón latía más
apresuradamente cada vez que hacía una de esas preguntas?
-Ya hemos llegado a tu casa.
Vale. Debo de admitir que me fui por otro camino. Otro
diferente, del que nunca debí de salir.
-Ah. – Dije sorprendida. – Sí, claro.
Rebusqué en mi bolso las llaves de mi casa y las saqué. Las
encajé en la puerta del exterior y abrí la puerta de metal.
-No sé si Anne habrá llegado ya… - Le dije.
-Tranquila, no quiero molestarla. Mañana te veo.
Tras esas palabras, Niall me cogió de la cintura y se
abalanzó sobre mí para darme dos besos en signo de despedida. El aire que nos
rodeaba atrajo a mí su perfecta fragancia y me quedé envuelta entre un sinfín de
sentimientos.
-Claro. – Alcancé a decir.
Él, comenzó a andar calle arriba mientras que yo,
simplemente, me quedaba mirándole embobada.
Ahora solo me quedaba algo: Esperar hasta las nueve menos
cuarto para que ese chico entrara por mi puerta.
Este verano, era muy diferente al que siempre había soñado
cuando cumpliese mis diez y ocho años. Pasó de ser el verano perfecto, a ser el
verano que cualquier persona pudiera odiar. Todo el verano encerrada en casa,
en frente de un libro de matemáticas y sin si quiera saber si aún así las
aprobaría. Lo que yo aún no sabía es que pensando que iba a ser el verano más
aburrido de mi vida, se convertiría en uno de los mejores, sin duda.
NECESITO EL 7 YAAAAAAAA JAJAJAJ nsjkdfvbsndfv, increible historia :)
ResponderEliminarHola spy nueva en esta novela me ha enca tado y te queria preguntar que como has puesto lo del me gusta
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